Una semana roja para los mercados internacionales más importantes nos recordó que el mercado bajista aún sigue vigente. Los últimos rallies que nos llevaron a un nivel del S&P 500 de 4200 fueron mirados por muchos con escepticismo debido a que las condiciones macroeconómicas no permitían ser optimistas. Durante la semana, el Dow Jones cayó un 3% por cuarta semana consecutiva con pérdidas, el S&P 500 perdió un 2,7% en su peor semana desde principios de diciembre y el Nasdaq, de gran tecnología, se hundió un 3,3%.
Las acciones cayeron bruscamente el viernes para cerrar su peor semana en lo que va del año, ya que el indicador de inflación preferido de la Reserva Federal se aceleró inesperadamente en enero y el gasto del consumidor aumentó. El índice de precios PCE subyacente subió un 0,6% en enero y un 4,7% respecto al año anterior, superando las estimaciones de los economistas. Mientras tanto, el gasto de los consumidores aumentó un 1,8% el mes pasado, el mayor aumento en casi dos años.
A los inversionistas les preocupa que las cifras aumenten la presión sobre los encargados de formular políticas de la Fed para que sigan aumentando las tasas de interés. Los rendimientos del Tesoro de EE. UU. aumentaron en respuesta, con la nota a dos años subiendo nueve puntos básicos a 0.78% y el rendimiento de referencia a 10 años agregando siete puntos básicos a 1.95%.
El temor de los mercados va dirigido a que los esfuerzos de la Reserva Federal para controlar la inflación aún no han funcionado. Más dolor y una recesión podrían estar por venir. Existen pedidos por parte de las autoridades monetarias para un fuerte aumento de la tasa de interés de medio punto cuando la Fed se reúna nuevamente el próximo mes. El último informe de inflación también generó más preguntas sobre por qué la economía ha podido mantenerse tan activa casi un año después de la campaña de ajuste de la política monetaria más agresiva del banco central en décadas, desafiando las expectativas generalizadas.
Se tuvo caídas en todos los mercados: el Bitcoin se cotizó en los USD 23,000, el petróleo se mantuvo en aproximadamente 76 dólares por barril y el oro cerró en 1809 dólares por onza.
Los mercados que habían ganado optimismo con las últimas decisiones de la Fed se han topado con la realidad de que la política monetaria no es tan sencilla y las cosas son peores en el mundo post COVID. En este sentido, continuamos con la incertidumbre que teníamos al inicio de año.