Pensar en obligaciones de largo plazo y préstamos bancarios, como términos mutuamente excluyentes no tiene sentido. Ya que, son en muchos casos, productos complementarios, así deberían entenderlo las organizaciones.
El objetivo de combinar las características que ofrecen ambas alternativas es establecer una estructura financiera óptima y diversificada en cuanto a fuentes de financiamiento. Por ejemplo, una tasa de interés fija en el caso de las obligaciones de largo plazo y una tasa flotante en el caso del crédito bancario, nos permite minimizar el riesgo de tasa de interés.
Las empresas que buscan financiación a largo plazo (+4 años) y restricciones financieras menos gravosas, deberían encontrar un gran valor en las obligaciones de largo plazo.
PARA LAS EMPRESAS CON CALIFICACIÓN AAA- O SUPERIOR, LOS MERCADOS DE RENTA FIJA SON EN REALIDAD MUCHO MÁS EFICIENTES QUE EL SECTOR BANCARIO.
No solo en términos de vencimientos y estructura de pagos, sino también en términos de costos financieros y garantías. De hecho, las principales empresas de la bolsa de valores del Ecuador suelen combinar diferentes niveles de deuda bancaria y emisiones de renta fija, donde el volumen de deuda en forma de obligaciones de largo plazo suele representar más del 50% de su deuda financiera, incluso 80% en algunos casos. Una operación en la que típicamente se puede observar una combinación óptima de endeudamiento y emisión de obligaciones de largo plazo es el caso de las operaciones de financiación para CAPEX.
“Para las empresas con calificación AA+ o inferior, el formato de bonos corporativos (obligaciones de largo plazo) todavía ofrece ventajas en términos de plazo, estructura de pagos y tipos de garantía.”
En este sentido, FIDUVALOR cuenta con un equipo de profesionales que se esfuerza por ofrecer el mejor asesoramiento financiero posible a sus clientes independientemente del instrumento, con el fin de implementar soluciones integrales, creativas y eficientes.