El escenario financiero ecuatoriano en el primer trimestre de 2024 ha estado marcado por una paradoja notable. Mientras los bonos ecuatorianos en el mercado internacional han experimentado una rentabilidad sin precedentes, el país enfrenta dificultades para levantar nueva deuda externa y sostener su creciente déficit fiscal. Este fenómeno refleja una mejora relativa en las expectativas a corto plazo, pero también una persistente desconfianza en la capacidad crediticia del país a largo plazo.
Las reformas tributarias implementadas para aumentar los ingresos gubernamentales, junto con la declaración de conflicto armado interno y el despliegue de las Fuerzas Armadas a nivel nacional, han contribuido a mejorar la percepción de la capacidad de pago de Ecuador en el corto plazo. Esta mejora se tradujo en una apreciación significativa de los bonos de deuda externa ecuatoriana emitidos anteriormente, con un aumento del precio de estos bonos del 46,9% a finales de 2023 al 68,03% a finales de marzo de 2024. Esta tendencia ha generado una tasa de rentabilidad anualizada del 180% para los inversores que asumieron el riesgo de comprar estos bonos.
Sin embargo, a pesar del incremento en los precios de los bonos existentes, Ecuador sigue enfrentando desafíos para acceder al mercado de deuda externa con nuevas emisiones. Los costos financieros asociados con una nueva colocación de deuda en el exterior siguen siendo prohibitivos, con rendimientos que superan el 10%. Esta situación se vuelve aún más complicada dado el modesto crecimiento económico del país, que se sitúa por debajo del 2% en términos reales.
Ante esta coyuntura, el gobierno ecuatoriano ha recurrido a la emisión de nueva deuda interna para cubrir su déficit fiscal y sus obligaciones financieras. Durante el primer trimestre de 2024, se levantaron $2.660 millones en nueva deuda, principalmente a través de bonos colocados internamente. Sin embargo, esta estrategia ha sido criticada por su carácter circunstancial, ya que esencialmente implica reestructurar la deuda existente sin proporcionar una inyección de capital adicional a la economía.
La urgencia de encontrar fuentes de financiamiento externo se hace evidente, y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) emerge como una opción clave. Se espera que un nuevo acuerdo con el FMI brinde a Ecuador acceso a hasta $4.000 millones en financiamiento, con costos financieros más bajos y plazos más flexibles en comparación con las alternativas de mercado. Sin embargo, la incertidumbre persiste, y la necesidad de reformas estructurales en las finanzas públicas del país sigue siendo apremiante.
Aunque los bonos ecuatorianos han proporcionado ganancias sustanciales a los inversores en el primer trimestre de 2024, el país enfrenta desafíos significativos en términos de acceso a financiamiento externo y sostenibilidad fiscal a largo plazo. La búsqueda de un acuerdo con el FMI y la implementación de reformas económicas fundamentales son pasos críticos para estabilizar la situación financiera y restaurar la confianza en los mercados internacionales.
