La deuda global toca un récord histórico: implicaciones para América Latina

A finales del segundo trimestre de 2025, la deuda global alcanzó USD 337,7 billones, según el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF). Este incremento de más de USD 21 billones en tan solo seis meses refleja un fenómeno comparable al vivido durante la pandemia en 2020: un salto acelerado en el endeudamiento global motivado por condiciones financieras más laxas, la depreciación del dólar y políticas monetarias más expansivas en las principales economías.

Un peso creciente sobre los mercados emergentes

Si bien los mayores aumentos se registraron en economías avanzadas como Estados Unidos, China, Francia, Alemania, Reino Unido y Japón, los mercados emergentes —incluyendo a América Latina— enfrentan riesgos particulares:

  • Endeudamiento récord: la deuda de mercados emergentes superó los USD 109 billones, con un ratio deuda/PIB en 242,4%, el más alto registrado hasta ahora.

  • Vencimientos inminentes: en lo que resta de 2025, estos países deberán enfrentar USD 3,2 billones en amortizaciones de bonos y préstamos, un desafío considerable en un contexto de tasas aún elevadas.

  • Presiones externas: la volatilidad cambiaria y la fuga de capitales son riesgos latentes en escenarios de aversión al riesgo global.

¿Qué significa esto para América Latina?

La región, caracterizada por estructuras fiscales débiles y limitada capacidad de financiamiento interno, se expone a varios impactos:

  1. Mayor costo de financiamiento: Los spreads soberanos y corporativos tenderán a ampliarse, encareciendo la emisión de deuda.

  2. Menor espacio fiscal: Los gobiernos deberán destinar más recursos al pago de intereses, reduciendo el margen para inversión social y productiva.

  3. Vulnerabilidad cambiaria: La dependencia de financiamiento en dólares aumenta la exposición a la depreciación de las monedas locales y a la presión sobre reservas internacionales.

  4. Riesgo de inestabilidad política y social: El menor margen fiscal podría generar tensiones en países con alta demanda social y procesos electorales cercanos.

Oportunidades de resiliencia

No todo es negativo. El contexto también abre oportunidades para que América Latina refuerce su estabilidad financiera:

  • Profundizar mercados locales de deuda: Fomentar la emisión en moneda local y ampliar la base de inversionistas institucionales.

  • Gestión prudente del riesgo cambiario: Implementar coberturas y políticas que reduzcan la dolarización de la deuda.

  • Atractivo para capital sostenible: Avanzar en emisiones vinculadas a criterios ESG, que cuentan con creciente demanda en los mercados globales.

  • Disciplina fiscal y transparencia: Mejorar la credibilidad de las cuentas públicas para atraer capital en condiciones más favorables.

La cifra récord de deuda global no es un fenómeno aislado ni ajeno a nuestra región. Para América Latina, representa un desafío estructural que pondrá a prueba la sostenibilidad fiscal, la estabilidad macroeconómica y la capacidad de atraer capital en un entorno global más incierto. La clave estará en equilibrar la prudencia con la innovación financiera, asegurando que la región no quede atrapada en la ola de endeudamiento global, sino que la transforme en una oportunidad para fortalecer sus fundamentos económicos.

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